La Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) está comenzando a mirar hacia un horizonte lejano. Los países miembros dan muestras de estar a la altura de las circunstancias al ir más allá de la pobre y reduccionista lógica de ofertas y demandas mercantiles. Están entendiendo que la inversión pública en infraestructura es una parte central de las políticas de comunicación y un fuerte sostén de la soberanía tecnológica.